Tu voz, padre,
nunca me mintió.
Una vez te pregunté si morirías,
corrí a tu cama después de un sueño.
Sí, voy a morir,
dijiste.
Así supe que los padres mueren.
Desde ese día
hago el duelo.
*
La noche es un monstruo
que me come lento
y deja mis huesos
a la orilla de la cama.
Ahí donde el gato se acurruca
pidiéndome lo que no queda.
*
Querías sacar el almendro
para construir nuestra casa.
Hoy,
escribo bajo su sombra.
*
¿Y si mejor
en el vértice coloco
la calidez
y más acá, la cura
tu silencio en la cama
para no quedarme sola
y tu sombra ahí,
al costado.
¿Y si me salvo
de mi propia mordida
y me corro de la gota que horada?
¿Y si limpio el camino
de babas,
de óxido,
de malezas,
y sigo el hilo mágico
con el que ahorqué
a Teseo?
*
(tres actos y un soliloquio)
a Roxana
I
Un pájaro
se posa
sobre una rama.
II
Un chico
amenaza a otro
con una botella rota.
III
Grito,
el pájaro vuela,
el chico corre,
el otro me abraza.
IV
A ninguno lo pude salvar.
*
No sé si los grillos traen buena o mala suerte,
pero uno se posó sobre mi hombro
y cargué sobre él toda mi fe.
Paula Novoa publicó «El año que fui homeless» (Cave Librum, 2014) e «Hija de mala madre», 2016, por la misma editorial. Los poemas que leíste pertenecen a su nuevo libro «El paso de la babosa» publicado este año.
Paula es docente de nivel medio y superior en el GBA. Trabaja en Moreno y levanta la bandera cada día por Sandra Calamano y Rubén Rodriguez.
Por la Escuela Pública.